Durante los 3 primeros años de vida se lleva a cabo el periodo de maduración del cerebro en los niños llamado «mielinización», proceso mediante el cual las funciones cerebrales resultan ser día a día más especializadas y complejas, así por ejemplo los movimientos del recién nacido, que son involuntarios, darán paso a otros más complejos como escribir, bailar, caminar, etc.
Es en este periodo y durante toda la etapa preescolar que la estimulación temprana forma parte esencial para lograr que el desarrollo de los niños tenga un balance adecuado y les permita potenciar sus capacidades motrices, sensoriales y de todo tipo.
Se considera a la mamá como la primera estimuladora que desde el vientre materno, puede iniciar con este maravilloso proceso. El estímulo adecuado ni más ni de menos es el alimento necesario para lograr una actividad psicomotriz que permite organizar y desarrollar el sistema nervioso (cerebro). No se debe llegar a la sobreestimulación ya que ésta puede propiciar niños irritables, con falta de sueño y tendencia a la ansiedad.
Todo lo que el niño percibe a través de sus sentidos se considera estímulo, hay que tener en cuenta de no descuidar ninguno de ellos. Así pues, no solo hay que nombrarle o mostrarle un objeto sino dárselo para que pueda jugar con él y de esta manera estimular, tacto, vista, oído en una sola vez.
El juego acorde a la edad siempre será indispensable, siendo una estrategia útil donde se puede cumplir el objetivo de estimular una o varias de las seis áreas de su desarrollo: motricidad fina y gruesa, lenguaje, conocimiento, social y autoasistencia.
Entonces, la estimulación temprana pretende ayudar a experimentar a los niños en todas las etapas normales del desarrollo. De ahí la importancia de conocerlas para que cualquier desviación, sea atendida a tiempo por especialistas capacitados como son los pediatras y neurólogos pediatras.
En resumen, la estimulación varía de acuerdo a la edad del niño y para ampliarse en el tema, existen libros excelentes y sencillos que pueden ser guía en actividades como: ordenar objetos de la alacena, dejar que se lave solo las manos cuando se ensucie, repetir palabras frente a un espejo, contar las manzanas, etc.
En ellos encontrarás todo tipo de estímulos, anímate y diviértete ¡no es nada complicado!
Dra. Blanca Estela Villaseñor Anguiano
Neuróloga Pediatra. GAP.
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